jueves, 21 de marzo de 2013

Abres los ojos


Abres los ojos, oscuridad. Intentas respirar, pero el oxígeno se ha vuelto piedra, rasgándote la garganta mientras baja a tus pulmones. Tus piernas no te responden, no eres capaz de pensar con claridad. Estiras los brazos buscando una pequeña esperanza, ¿Y qué encuentras?
-Hola, ¿Me buscabas? Soy la rechazada, la marginada, nadie me quiere consigo. Soy la Nada, y seré tu fiel compañera a partir de ahora.
Intentas gritar, y de tu garganta sólo sale un nombre... Su nombre: Libertad.
¡Pobre Libertad, arrancada de tus brazos por aquellos que ansiaban el don que portaba! ¡Su hija! ¡Vuestra hija! ¡Felicidad!

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