miércoles, 26 de junio de 2013

Oscuridad

– Puedes ver algo?
– No, no se ve nada... Está todo muy oscuro. ¿Dónde estamos?
– No lo tengo muy claro... Si hemos seguido el mapa, debemos estar a la altura de la fuente de la plaza austral. Espera... ¿Eso es sangre? ¿Puedes dejarme una luz un momento?
– Sabes que no están para gastar en tonterías
– Lo sé, pero esto es importante. Creo haber visto una indicación, un mensaje, algo... Gracias. ¿Ves esto? ¿Qué dirías que es?
– Parece una flecha que señala hacia abajo, ¿no? Puede que este pobre diablo la haya escrito con sangre. ¿Qué significará?
– Yo apostaría por seguir adelante. Total, ahora ya es demasiado tarde para arrepentirse. ¿Te parece si buscamos alguna bajada?
– Me parece un suicidio, pero adelante... Paso de volver sola, si hay que morir prefiero que sea en compañía.
– ¡Esa es la actitud! ¿Sabes? Apenas tres días antes me veía pasando mis vacaciones en cualquier sitio excepto en una cloaca. Puede que sí que hubiese conflictos, que cada vez hubiese más países en guerra... Pero joder, mi ciudad era tranquila. ¿Has estado alguna vez? Era pequeña y bonita, algo que muchos podrían haber definido como “pueblo”. Pobres idiotas... Te puedo asegurar que desde el descampado del polígono industrial hasta se veían las estrellas. ¿Alguna vez las has visto? Con la polución y esas cosas... Creo que he sido bastante afortunada por haber disfrutado de ellas. Si nos salvamos de esto dudo mucho que se vuelvan a ver... No parece ni que se vuelva a ver el sol. ¿Crees que esta niebla se irá alguna vez? Espera, quieta. Creo que he encontrado algo. Mira, es una cuerda, podemos subir o bajar. ¿Qué quieres hacer?
– Habíamos quedado en bajar...
– Sí, pero si subimos... ¿Quién sabe? Podemos encontrar a alguien más. Puede que podamos ver el sol, sentir el calor... O ver las flores. Son tan bonitas... ¿Sabes? Mi abuela siempre me decía que cuando era pequeña las flores tenían olores. Y olían bien... No se si creérmelo. ¿Cómo puede ser tan perfecto algo tan hermoso? Pero venga, vamos a bajar. La superficie ya la tengo muy vista.
– Déjame ir primero. De lo que sea te aviso.
– Como quieras, pero ten cuidado. Espero tu señal.
– Por ahora no se ve nada, pero el aire lo noto un poco menos cargado. Puede que esa indicación no fuese tan mala al fin y al cabo... Hay una luz al fondo, el aire empieza a calentarse. Creo que he encontrado el suelo...
...
– ¿Qué ha sido ese grito? Espera, ahora bajo. Dame un momento... Ahora voy. Ya casi he terminado... Hace calor. ¿Has ido hacia el calor?... ¿Hay alguien por ahí? ¿Quién eres?
– Esta luz... ¿Es el sol? ¿Dónde estoy? ¿A qué huele? ¿Son las flores? ¡Dios mío, la abuela tenía razón! ¿Quién me trajo aquí? ¿Hay alguien?
– Hola, querida.
– ¿Eres tú? ¿Dónde de habías metido?
– Nunca me he ido. Creo que tenemos que hablar...
– ¿Qué ha pasado?
– ¿Te acuerdas de cómo nos conocimos?
– Sí, claro. Fue un par de días después de la explosión. Pensaba que estaba sola, que me había salvado no se muy bien por qué. Las calles estaban destrozadas, la niebla oscurecía el cielo... No puedo decirte cuánto tiempo pasé vagando por la ciudad. Estaba cansada, desanimada, no tenía ganas de vivir... Entonces te ví. Estabas llorando. Te puse la mano en la espalda y sin conocerte de nada prometí cuidarte... Y no nos volvimos a separar.
– Nunca lo hemos hecho... Pero te equivocas. No nos conocimos en ese momento. Nos conocimos en otro momento. Hace ya trece años, en el momento que empezaste a respirar...
– No te entiendo. ¡Si nos conocimos hace menos de un día!
– Realmente no. Digamos que yo soy tu misma. No soy más que un producto de tu imaginación, al igual que todo lo que nos rodea...
– Te estás quedando conmigo.
– ¿Por qué iba a hacerlo? Yo no salgo ganando nada con eso. Soy tu, ¿no me reconoces? ¿No ves acaso ante ti tus ojos, tu cara? ¿Incluso tu misma ropa? Me han creado tu esperanza y tu inocencia. Eres demasiado niña para asumirlo...
– ¿Para asumir qué?
– Todo. Todo lo que ha pasado a tu alrededor es... Es demasiado. Podríamos habernos quedado atrapadas allí arriba para siempre. ¿No consideras esto acaso más bonito? Todo está como antes, incluso como mucho antes de que nacieses. Todo esto lo hemos creado nosotras, es nuestro rincón del universo. No es real, las formas los olores... Todo lo has creado tú inconscientemente, con todo lo que te gustaba: rosas azules con olor a vainilla, margaritas violetas que huelen a miel... Es precioso.
– ¿Cómo no puede ser real? Siento el sol, la brisa... ¿Cómo puedo crear todo esto?
– Pues porque estás y no estás.
– ¿Estoy muerta?

– Podría llamarse así. Pero también podría decirse que antes estabas muerta, y que ahora empiezas a vivir... Depende de cómo lo mires. ¿Ves aquella casa? Allí se encuentra tu familia. ¡Corre con ellos, y se feliz para toda la eternidad! ¿Qué más da que no sea real? ¿Acaso podrías decirme qué es real y qué no? Dame un beso, querida, porque no volveremos a vernos. Adiós...

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