miércoles, 8 de mayo de 2013

Pecados capitales

Hoy me he propuesto un reto: escribir aunque sólo sea un poco cada día. Pensando sobre ello, quise hacerlo escribiendo pequeños relatos.
Para empezar, voy a escribir pequeños relatos sobre los pecados capitales, que iré expandiendo y modificando con el tiempo, y ¿quien sabe? puede que den para algo serio. Pero por ahora son tan solo pequeños ejercicio de escritura, para coger constancia y fluidez.
Y aquí os dejo el primer relato, que no es más que el principio de la historia:



Jueves, 21 de Marzo de 19...
Este documento recoge testimonios de distintas personas que pueden ayudar a esclarecer el caso del asesinato del ilustre abogado el Marqués Don Antonio de Villaclara y Trueba, acaecido la pasada noche del 20 de marzo. El cuerpo fue encontrado inerte a las 6 de la mañana del dia 21 por un grupo de trabajadores que se dirigían a comenzar su jornada laboral en la obra.
La causa de la muerte es estrangulamiento y desangramiento. Se encontró dentro de un foso en el que se iban a hacer los cimientos de un edificio financiado por él mismo. La crueldad y el sadismo de su asesinato parecen indicar que es algún ajuste de cuentas de una mafia, por lo que se abrirá una investigación sobre sus últimos meses para buscar actividades ilegales.

Soberbia

Sandy joven

Hace tiempo yo era pobre. Malvivía con mi familia en una casucha en las afueras de la ciudad. Todos los inviernos había goteras, no teníamos calefacción. Por muy limpia que estuviese la casa, siempre entraban ratas. Mi hermano y yo dormíamos en la misma cama, peleándonos por una manta roída. Tuve la suerte de ser hermosa. Crecí pronto, y los hombres comenzaron a fijarse en mí. Vi que podía conseguir lo que quisiese de ellos, y dejé el colegio. Encontré un novio, Toni, 15 años más mayor. Me regalaba ropa sofisticada y joyas, me consentía todos mis caprichos. Yo le dejaba hacer. Con él, me di cuenta de que podía conseguir lo que quisiese de la gente sin esfuerzo, al fin y al cabo las personas bellas inspiramos confianza. Un día Toni desapareció del mapa, cortó contacto conmigo completamente. Por lo visto la idiota de su mujer sospechaba de él, y contrató un detective.
A los pocos días la encontré por la calle, iba con sus pequeños monstruos de la mano. Estaba fea y gorda, con unas enormes ojeras y despeinada. Le dije:
– Que te siente bien haber acertado, zorra. ¿Qué vas a hacer ahora, divorciada y con dos hijos que mantener? Mírate, como mujer no vales nada. Los niños se han llevado todo tu atractivo, ahora eres tan sólo un cúmulo de grasa y celulitis. Por eso Toni vino a mí, porque yo sigo siendo una diosa. ¿Sabes qué es eso? ¿Lo fuiste alguna vez? Lo dudo.
Y marché riendo, tras ver las lágrimas en sus ojos. La dejé en evidencia, me encanta. Mientras le hablaba la gente nos rodeaba, pero ella sólo miraba al suelo, poniéndose más y más roja. Patético. Pero así sabrá cual es su lugar. Una mujer como ella es una deshonra para el resto de nosotras. Obsesiva, fea, gorda... ¿Y aún así esperaba mantener al marido a su lado? ¡Ilusa!
Pero está claro que este mundo se divide en dos clases: los exitosos como yo a los que la vida nos sonríe, y los desgraciados: La gente que se esfuerza por conseguir lo que consigo yo con un pestañeo. Hay mujeres que pasan años buscando casarse, yo cuando quiera tan sólo tengo que insinuarlo para tener a cualquier hombre de rodillas. Hay gente que, como mis padres, trabaja día y noche para apenas tener pan en la mesa... Fracasados. Pero yo he sido elegida para salir de todo eso, porque la belleza no conoce de pobrezas. He sido aislada de mi anterior vida en el momento en el que el patito se convirtió en cisne.
Una vez me vi sin compromiso, decidí explotar mi don con el género masculino. Tenía algunos amigos, entre ellos David, que me contrató en su bar. Le dí un toque de sofisticación al local: yo cantaba, y pronto se llenó de hombres. Había algunos que me pedían trabajar horas extra... ¿Por qué no? Una vida de lujos es lo que conlleva.
En ese bar conocí a Fer, mi actual pareja. Es mi alma gemela: un dios entre mortales. Es hijo de un banquero, y uno de los hombres más atractivos que conocí jamás. Me desea, lo sé. Me desea desde el día en el que me vio, me quiere completamente para él. Nuestra relación cuajó al instante, me fui a su casa a los tres meses y a los seis él ya me presentaba en las fiestas ante su familia y sus amigos como su prometida. Ahora estamos casados, esperando nuestro primer hijo. Sé que él también nacerá con estrella, como yo. Al fin y al cabo somos otra raza, no somos gente destinada a sufrir.  

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