El viernes pasado, fui a ver Interestellar. Fui completamente a ciegas: sin haber visto el trailer y sin haber escuchado hablar de ella; todo gracias a una entrada al cine gratuita que conseguí con Line. No niego que mi primera intención era ir a ver A Esmorga, basada en una novela gallega de Eduardo Blanco Amor. Pero... al final, como éramos dos, fui a ver Interestellar con un enorme bol de palomitas, esperándome tres horas de chascarrillos, luces, explosiones y un tenue argumento perdido y despistado que pasa inadvertido entre tanto adorno; con una chica guapa y un beso sin venir a cuento. Ah, espera... Un beso sin venir a cuento si que hubo. Pero ese no es el tema.
La película la verdad es que, a pesar de durar casi tres horas, no consideré que fuese de esas que se alargan de forma absurda. ¿No os pasa que parece que ahora se valora más la calidad que la cantidad? Como le decían sus compañeros a Aramis cada vez que les quería leer sus poesías: “Lo bueno, si es breve, dos veces bueno”. Pues ahora parece ser al revés.
Pero pongámonos en contexto. A mí siempre me encantó la ciencia ficción. Desde pequeña disfruté con las Space Ópera: buenos contra malos en planetas idílicos y rodeados de extraterrestres. Más tarde empecé a valorar también las películas más sucias con tintes de ciencia ficción, de guión excelente y con un buen trasfondo detrás. Por último, una vez que me hice mayor, también le vi encanto a la ciencia ficción más dura y correcta, siempre y cuando la historia lo mereciese.
El tema es, que de unos años hasta ahora, ya no la miraba con los mismos ojos. Era una mezcla de pena, de decepción, de saber qué me iba a encontrar antes incluso de verla. Vivimos en una época muy triste en la que este género se utiliza como una excusa barata para que las productoras de cine luzcan pirotecnia.
Así que, volviendo a la película, no esperaba demasiado de ella, por no decir nada. Y aún por encima las palomitas estaban frías y resesas (perdonad el galleguismo, quería decir rancias)... Genial. No voy a decir mucho de la película, prefiero que la gente que quiera verla vaya a ciegas, como fui yo. Voy a ser sincera: no es la mejor película de todos los tiempos. Pero sí que puede ser una de las películas más notables dentro de la ciencia ficción actual (cosa poco dificil). La historia intenta estar bien hilada, y aproximarse a la corrección científica. Aún así, está hecha para todos los públicos, por lo que si eres de letras como yo tampoco te vas a perder si te gusta el género. Los temas científicos que trata son bastante básicos y accesibles. Otro de los problemas de la película es que es predecible: igual yo soy un poco retorcida, pero el final ya me lo olía desde el principio. Pero eh, eso no molesta para disfrutar de ella, incluso puede ser que el autor lo hiciese a propósito para despertar el interés en el público sobre cómo se ha llegado a esa situación. Aparte, el argumento no es explícito, sino que te lo van dando a pequeñas cucharadas, lo que me parece un acierto por parte del autor: odio que me traten como si fuese tonta.
La música es espectacular, y tiene algunas escenas preciosas. Juega con algunos conceptos que, aunque estén un poco sobados ya, siguen dando buen resultado. Casi se puede afirmar que esta película se convertirá en una imprescindible del género. Y lo que es más importante: hace que gente desilusionada se reconcilie con este género tan maltratado.
Recomiendo verla, y no lo hago a la vez. Porque... ¿Acaso se le recomendaría una película histórica a alguien a quien no le interese? ¿O una película política? La ciencia ficción es un género que está claro que no gusta a todo el mundo, así que lo único que puedo decir es que no va a decepcionar a quien le guste. Si eres una persona normal, no demasiado interesada en el espacio, sin ganas de romperte la cabeza, y a quien no le gustan las películas “lentas”, mejor que no malgastes tu dinero en ella: te va a aburrir.
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