Esta semana no tengo tiempo ni de dormir, así que toca entrada corta.
Este relato es un experimento que se me ocurrió, uniendo varias canciones para crear una historia. Si pulsais, os llevará a la canción en youtube.
Lluvia
—No llores esta noche— fueron tus últimas palabras. Y yo, como una
idiota, me senté sobre nuestro lecho de rosas, impotente, mirando
cómo te perdías en la fría lluvia de noviembre.
Recuerdo cuando
empezamos, en aquel concierto de rock. ¿Qué grupo era? Lo he
olvidado. Pero nos recuerdo juntos, nada más importa. Cuando pienso
en él nos veo a nosotras, inocentes, sentadas en la hierba. “Estás maravillosa esta noche”, dijiste antes de besarme. Y yo no pude evitar enamorarme de ti.
“¿Has visto alguna vez la lluvia?” Solías decir cada vez que mirabas por
la ventana, embelesada con las gotas de agua en el cristal. Yo nunca
le di importancia, pero ahora lo veo claro. Los vientos han cambiado, ahora empiezo a ver la
lluvia.
La lluvia, como
lágrimas en el cielo, nos acompañó en tu despedida, mientras tu
alma subía esa escalera hacia algún lugar mejor.
Ahora cae la lluvia
sobre este roble, lugar de tu último descanso. ¿Por qué sólo los buenos mueren jóvenes? Me levanto, decidida. El espectáculo debe continuar. Pronto nos reuniremos, amiga. No llueve eternamente.
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